TEATRO - COMENTARIOS
La fórmula incierta del adulterio
Dos mas dos... Stress!
Calificación: Buena.
Dirección: Damián de Santo.
Libro: Christian Ortiz.
Producción: Casi Cuatro.
Intérpretes: Gonzalo Urtizberea, Denise Dumas, Verónica Perdomo, Gustavo Conti y Juan Yacuzzi.
Sala: Teatro Cómico (Carlos Paz).

La verdad es que dos más dos puede ser tres pero también cinco en esta comedia escrita por Christian Ortiz y dirigida por Damián de Santo. Si la operación ofrece un resultado tan dudoso es porque nunca se sabe cuándo el factor adulterio tiene signo positivo o negativo. No existe una fórmula matemática para el engaño conyugal. Hay que conformarse con cálculos difusos.
Esta clase de extrañas ecuaciones humanas es lo que pone en escena Dos más dos... stress. Por supuesto, la idea no es resolverlas sino complicarlas todavía más. Un escenario dividido en dos mitades bien definidas es lo primero que llama la atención en la sala. A la izquierda de los espectadores, se reproduce el interior de un departamento de clase obrera; a la derecha, el interior de una casa de clase media alta.
Pero las historias que se viven de uno y otro lado de esa frontera invisible son las mismas: ellas quieren y ellos no pueden. La pareja ricachona está compuesta por Denise Dumas y Gonzalo Urtizberea; la obrera, por Verónica Perdomo y Gustavo Conti. Los dos esposos están tapados de trabajo y llegan molidos a sus hogares, lo que les impide cumplir con sus obligaciones matrimoniales. En cambio, las mujeres, arden de deseo, y atacan a sus maridos no bien los ven aparecer.
Como es previsible en el medio de ese espejo doble se interpone un extraño que distorsiona el reflejo entre una y otra pareja. El tercero o quinto en cuestión es Juan Yacuzzi que interpreta a un personal trainer muy particular.
La comedia apuesta más a la vertiginosa dinámica de las acciones que a los diálogos ingeniosos. Gustavo Conti, Juan Yacuzzi y Denise Dumas parecen estar siempre en primer plano, enchufados a una fuente de energía inagotables, mientras que Gonzalo Urtizberea y, en menor medida, Verónica Perdomo, se iluminan o se opacan según exigen las situaciones.
De todas maneras y pese a que se hubiera agradecido un poco más de agudeza en el libreto, los enredos de la trama y la simpatía de los personajes bastan para mantener viva la atención desde el principio hasta el final de Dos más dos... stress.
Para pasar un buen rato con los problemas conyugales de pobres y ricos.

Una virtud: la buena onda en el elenco.
Un pecado: la sala conspira contra los espectadores.

1 comentario:

Pablo Ezequiel Magnano dijo...

todo lo puedo en cristo que me fortalece